Si no hay una buena comunicación, puede haber infinidad de malentendidos que pueden llegar a generar un conflicto.
Uno de los errores más frecuentes es exagerar. En el día a día tendemos a dramatizar y a exagerar las cosas que nos suceden, y el hecho es que esta exageración siempre conlleva el centrarnos en la parte negativa de las cosas.
Otro de los errores que realizamos habitualmente es pensar en el “yo” en lugar de “tú”. Cada vez que alguien nos hace o dice algo pensamos en el mensaje “yo”
En una buena comunicación tenemos que tratar de evitar los “prejuicios de relleno“. Sabemos que es difícil, porque nuestro cerebro está preparado para realizarlos (y en concreto siempre buscando el lado negativo), pero creerme si os digo que es vital controlarlo para no generar malos entendidos. Una forma de evitarlos sería pensar en hipótesis en lugar de en afirmaciones.
La generalización es otro de los ejercicios que nuestro cerebro hace para facilitar la comprensión de nuevas situaciones, dando pie a que nos equivoquemos en algunas ocasiones.
Cuando sucede algo que no nos gusta, el cerebro está programado para buscar culpables. Esto nos hace centrarnos una vez más en el lado negativo de las cosas, impidiendo una buena comunicación. Hay que tratar de centrarse en cómo solucionar el problema, en lugar de perder el tiempo y el buen humos en culpabilizar a alguien de lo sucedido.
Ser extremista en tus posturas tampoco ayuda. Hay muchas personas que tienden a pensar que o es “sí” o es “no”, sin valorar soluciones intermedias.
Hay que aprender a pensar de forma positiva y racional, y evitar los pensamientos equivocados. Para esto es vital una buena comunicación.
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